Extracto
Hoy he vuelto del hospital. He regresado a casa. Y a pesar de que esto significa que he perdido la batalla -que apenas ha durado un año-, estoy tranquila, serena. Porque sé que he usado todas las armas a mi alcance, mejor dicho, al alcance de la ciencia, para luchar contra mi enemigo. Pero su resistencia me ha vencido, ha acabado por dominarme. Y una vez pasado el infierno del rechazo mío (del que nada te voy a contar), de la rebeldía, de la insumisión … Una vez agotados los llantos y los gritos sofocados y las protestas ¿por qué a mí, por qué a mí…?, he terminado, no por aceptar, sino por aceptarme a mí misma en estas circunstancias.
Es medianoche. La casa duerme ahora. Andreas descansa por fin, ¡lo ha pasado tan mal! En todo momento ha estado cerca de mí. Horas de incertidumbre y de esperanza; de silencia y soledad. Hace unos instantes, dispuesto ya a irse a dormir me ha dicho:
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